lunes, 6 de marzo de 2017

Perdida en la Montaña...

Salgo 7 de la mañana porque me espera un día muy largo y con muchas subidas. Esta parte del Camino es un poco más difícil ya que comienza una zona montañosa, por lo que la caminata se hace más lenta.
La montaña se está despertando... 
Está un poco oscuro al principio ya que no ha amanecido del todo.. Me levanté muy cansada, seguramente por los 34 kms recorridos en el día de ayer. Pero el aire fresco de la mañana me hace bien y repone mis fuerzas. Me dirijo hacia mi primer pueblo: "Pereje"... camino y camino y no hay señales de él. Me pierdo un poco (algo que no me había pasado mucho en el Camino) pero creo que esto es debido más a las extrañas indicaciones que me dan los españoles. Verdaderamente hay un problema con esto, de todos los españoles con los que me he encontrado el 98 por ciento me ha dado instrucciones completamente opuestas, camino un poco, uno me dice una cosa y otro me dice lo contrario, sin ánimo de ofender a nadie pero no se puede confiar demasiado en sus indicaciones. De todos modos, así como tienen esto, por otro lado son tienen una gran generosidad y hospitalidad!

Mientras hago esta reflexión sigo perdida y no hay flecha amarilla por ningún lado. Luego de preguntar a siete personas (con siete respuestas diferentes) decido continuar sin flechas... Hasta que luego de tanto caminar me encuentro completamente sola y voy adentrándome más en la montaña, es lo más duro que he caminado hasta ahora y no avisto a ningún Peregrino en esta parte del Camino. Perderse en la montaña significa no poder contar con nadie a quién consultar si estoy caminando en dirección correcta.












En ese momento me enojo conmigo misma por ser tan imprudente de no cargar una botella con agua, empiezo a sentir mucha sed y por primera vez (en este día he experimentado muchas primeras veces) me preocupa, ya que no sólo estoy completamente sola en los pasos que doy sino que no hay signo de agua por ningún lado.  Para ponerle un poco más de alegría al asunto, se avecinaba una gran tormenta, al menos caerá agua... intento acelerar el paso porque pienso que en algún momento tendrá que aparecer un pueblo. Me encuentro unas castañas que parecen estar bastante maduras y pruebo una, no sólo que es la castaña más amarga que he probado (porque no estaba madura) sino que me secó la garganta y mi sed aumentó a un nivel extremo.
No puedo entender como hay gente que le cuesta tanto reflexionar y analizar las situaciones más obvias... había algo más obvio que comer una castaña me iba a dar más sed? evidentemente la sed no me dejó pensar.
Por fin mi camino va descendiendo y entro en un hermoso bosque lleno de nogales (con nueces que no pienso comer) hasta que por fin y gracias a Dios salgo de la montaña y veo la carretera (donde me encuentro con el Camino verdadero, evidentemente había agarrado un camino erróneo que ningún peregrino toma)
Encuentro un banco y me desplomo allí pensando "simplemente quiero quedarme acá para siempre" aunque luego de tomar agua..
En ese momento veo pasar a Beth y su familia.. los que me habían convidado con su comida la noche anterior vuelven a asistirme y me brindan agua en el momento que más lo necesitaba. Me invitan a caminar con ellos y esta vez no me niego... creo que ya he caminado suficientemente sola por hoy.

Tim es el esposo de Beth, una persona de carácter templado y se nota la sabiduría que habita en él, me cuentan que son de Seattle y en el dialogo, Tim me comenta que hace muy poco falleció su madre. Me pregunta si yo creo en la vida después de la muerte y nos ponemos a hablar sobre este tema. De repente Felipe agarra su pequeña guitarra y junto a Tim empiezan a entonar bellas canciones al estilo folk americano, alegran mi alma y hacen olvidar por completo el cansancio que me brindó la montaña. Felipe tiene una bella  y suave voz. Me doy cuenta que el es tan especial y servicial porque sus padres también lo son. Es una familia increíble, ya siento que los quiero.
Los miro como una espectadora y pienso "que hermosa familia, que dicha tienen de tenerse, serán conscientes de esto?"
Seguimos caminando y pasamos preciosos pueblos, cada uno con su propio encanto... Trabadelo, Vega de Balcarce, Las herrerías.. hasta que por fin llegamos todos juntos a la Faba...
La Faba parece salida de un pedazo del Señor de los anillos... Yo estoy encantada claro y no sólo por el paisaje y el bosque que nos rodea sino porque esa noche será diferente a todas en el Camino (evidentemente hoy era un día para momentos únicos y diferentes desde que abrí mis ojos) Porque esa noche cenamos veinte personas juntas que conectamos de una manera única y familiar, se entonaron canciones, reímos y dialogamos como pudimos (con las diferencias de los idiomas pero en el Camino nunca se limitó el diálogo a causa del lenguaje)



Felipe fue el cocinero, la comida estuvo deliciosa. Conocí especialmente a Patrick de Irlanda, Sarang de India (me dijo el nombre de su ciudad pero no le entendí) , Sonia, Isabel y Laura de Italia, Jacob (hermano de Felipe) y Melody su esposa. 
Experimento una cálida sensación y no sólo porque el viento fresco sopla afuera y mi estómago está lleno de una rica comida caliente. Sino la sensación de "me siento más viva que nunca". Onservaba en silencio los rostros de los peregrinos y veía que todos compartíamos la misma sensación, la misma sonrisa que nacía del alma, la falta de disgustos y roces... todo era perfecto. Pienso que han sido hermosos mis días en soledad pero cuán diferente es compartir con estas personas las simples y bellas cosas de la VIDA. La Faba es un cuento de hadas.. y la magia de desparramó en ese albergue aquella noche. 
Me voy a acostar Feliz recordando una vez más que, además de disfrutar mis momentos de soledad, "Hapiness only real when shared"... 


















Postre en la Faba - Castañas al horno , es lo que hay!



Tim y Felipe deleitándonos a todos.. 

domingo, 12 de febrero de 2017

Entre viñedos y Santa Teresita...


Dejo la gran ciudad de Ponferrada detrás mío..
Comienzo a caminar entre las afueras de la ciudad para retomar el sendero que me lleva hacia Santiago. Me siento rara en la urbanidad, demasiado tiempo en la serenidad de los bosques...
Encuentro la flecha amarilla dibujada en un árbol de hojas amarillas.. giro a mi izquierda y veo que en todo ese trecho seré acompañada por dichas hojas, me freno un momento solamente a contemplar y sonrío desde mi alma, el Otoño siempre ha sido mi estación favorita y la imagen que veo frente a mis ojos es un regalo que no tiene precio. Cuántos regalos!
Empiezo a caminar por campo abierto, la imagen cambia completamente.. Comienza la ruta del vino, de hojas amarillas a viñedos a mis costados...  Cada día que pasa el Camino se pone mejor o será que este viaje me va haciendo mejor a mi? Mi alma se va moldeando y va saboreando cada detalle de otro modo...
Paso por un pueblo llamado Cacabelos, ya me encuentro en la Comarca del Bierzo. Famosa por sus vinos, hechos en su mayoría con la uva llamada mencía, dando variedades de Merlot y Cabernet Sauvignon. Además posee un microclima mediterráneo suave que lo hace apto para los viñedos.
Me doy cuenta que me encuentro un poco cansada cuando veo a mi derecha una mujer bastante mayor que me pasa caminando.. (así de cansada estaba) se la veía tan alegre y bella!
Llego hacia una bodega que vi cerca del Camino, en realidad mi idea era ir solamente al baño pero al entrar vi un cartel que decía "Deguste nuestros vinos y una empanada por un euro"... así que lo que parecía una visita al baño se convirtió en un largo rato de un riquísimo vino con la compañía justamente de la señora que me había pasado en el Camino.
Su nombre era Teresa, le recordé que justamente hoy era el día de Santa Teresita y le conté sobre la vida de la Santa. El semblante de Teresa me dió mucha Paz y le dió un poco de amistad a la soledad de tantos días. Aunque si bien era una soledad que me gustaba, compartir con ella fue recordar que también La felicidad es real cuando es compartida. ..

Continué mi camino, era pasado el mediodía cuando mis piernas empezaron a gritar su cansancio (era lógico.. luego del vino que me había tomado). Decidí por primera vez en mi viaje dormir una siesta. Hice unos pasos y al cruzar un pequeño puente me encontré con un parque que tenía un colchón de hojas amarillas, rodeado de árboles que danzaban con una brisa fresca, o por lo menos así los veía yo (como diría Dante "El vino siembra poesía en los corazones")  lo último que pensé fue: "no puedo ser más feliz, el Bierzo es lo más bello que he visto hasta ahora, quiero vivir acá" y lo último que vi fue un árbol amarillo que se encontraba arriba mío que parecía protegerme desde lo alto.
Al despertar, decidí acelerar la marcha si es que quería llegar de día a "Villafranca del Bierzo", no quería que la noche me agarrase en los bosques de la zona, lindos de día pero de noche pueden ser aterradores. Pero claro, el cuerpo es débil y algo tenía que comer, se que no fue muy estoico este accionar de mi parte pero verdaderamente necesitaba alimentarme para recuperar energías. Me senté en una plaza, me saqué las zapatillas y preparé un sandwich con algunas cosas que me quedaban. Había algunos chicos que salían del colegio y me miraban al pasar, me sentí un poco "homeless" pero francamente no me importaba.. creo que al contrario, cuando vas experimentando cada vez más el desprendimiento te invade una libertad que sólo te transmite paz y aceptación de cada momento. El Camino te regala este aprendizaje pero que difícil es incorporarlo a la vida diaria.

Sigo mi camino y me cruzo con una pequeña y antiquísima capilla, al entrar lo primero que veo es la estatua de Santa Teresita, me sonrío y una lágrima cae sobre mi mejilla. Demasiadas Teresas en un sólo día y en su día. No puedo quedarme lo que quisiera pero mi corazón guarda este momento para siempre.
Paso por un lugar llamado Pieros, pueblito de tan sólo 35 habitantes y me cruzo con dos viejitos protegidos por sus bastones que discutían sobre los idiomas..  me quedo un rato escuchándolos y además necesitaba descansar. Hablaban sobre la diversidad de la lengua castellana en cada provincia de España. Catalán, Gallego, vasco, etc.. Hablaban de cuál consideraban mejor o peor..
Uno le decía al otro que en Valencia directamente no se entendían entre ellos...
Mi cansancio ya había subido a un grado tan elevado que por primera vez estaba traspasando cualquier límite conocido por mi, me doy cuenta que el cuerpo puede mucho más de lo que nosotros creemos.
La última etapa antes de llegar a Villafranca tiene muchos subidas y bajadas, en las bajadas aproveché a correr y "descansé" en las subidas. El hecho de que las vistas sean bellísimas ayudan a mi pesado caminar.
Gracias a Dios llego a Villafranca del Bierzo, eran alrededor de las 8 de la noche por lo que no había nada abierto para comprarme algo para cenar así que sólo me dirijo hasta el albergue.
Voy hacia la cocina a poner mi ropa a lavar para que esté seca en la mañana y en ese momento me doy cuenta que el hambre había regresado a mi, estos días que estuve caminando me alimenté pero no era el hambre que generalmente tenía en mi vida antes del Camino. No se si será la caminata pero mi apetito se había ido. Y exactamente en ese momento volvió. (no fue un momento muy adecuado a decir verdad)
Le pregunto a una señora que se encontraba allí si la tela de la campera que yo tenía se arruinaría si la ingreso al lavarropas, así fue nuestro primer contacto e inició nuestra charla Con Beth de Seattle. Me pregunta que voy a comer y le explico mi situación, no termino de hablar cuando su hijo Phillip me calienta un plato de arroz con salsa y Beth me corta un melón de postre. Estaba muy agradecida y feliz de este gesto tan generoso. Le cuento a Phillip, Felipe en castellano, que mi ahijado se llama igual. Le agradezco nuevamente, se nota que es un ser muy atento con las necesidades de los demás, muy sensitivo y tierno. En cierto modo me recuerda a mi sobrino David, su forma pausada de caminar, su altura y sensibilidad.
Ambos me invitan al comedor porque Tim (esposo de Beth) iba a cantas algunas canciones al estilo folk. También Beth me pide que camine junto a ellos en la mañana...  Una hermosa familia, me llenaron el corazón. Verdaderamente moría de ganas por escuchar a Tim y compartir ese momento con ellos pero mi cansancio es mortal y solo puedo tirarme en la cama para recuperar las fuerzas para mi próxima caminata...


Ruta del Vino en el Camino de Santiago


Teresa y yo en las bodeas del Bierzo





Río Cua




Vistas de la Comarca del Bierzo