miércoles, 17 de agosto de 2016

Ponferrada .. Siguiendo los pasos Templarios

Al despertar me doy cuenta de que son las 5:40 de la mañana y ya no puedo volver a dormir. Quizás me quedé mal por no haber podido llegar a Ponferrada el día anterior y ahora prefería salir un poco más temprano.
Terminé de guardar todas mis cosas (en cada albergue me olvidaba algo porque no es fácil juntar todo en la oscuridad e intentando no despertar a nadie) y ya tenía la mochila lista para partir cuando .... el dueño del albergue me dijo "Pero venga hombre! no puedes irte sin desayunar!!"  me invitaron con el desayuno y no pude negarme. El Camino me ha regalado más gestos de cariño de parte de su gente que ampollas en mis pies.
Han sido caricias al alma que lograban hacer sentir a mi corazón de que no estaba sola, que el cariño me rodeaba por doquier.
6:15 parto camino a Ponferrada, sé que tengo una hora de viaje por lo que no me preocupa la densa oscuridad ya que no es tan largo el recorrido. Pero a los pocos kilométros olvido la calma del inicio y el miedo se apodera un poco de mi. Ni un farol! Ni una sola luz! Sólo la Luna en lo alto y algún auto a ratos abrían la negrura por la que caminaba.
Me arrepiento de haber salido tan temprano pero ya mis piernas habían entrado nuevamente en ritmo y no querían regresar. Pasando un pequeño puente crucé un sector con varios árboles, lugar por el que mi mente imaginó todo tipo de especímenes próximos a mi ataque. Creo haber rezado 2 Rosarios completos hasta que comencé a divisar a los lejos una gran ciudad... 7;30 de la mañana ya estaba en Ponferrada... menos mal..
Ponferrada se encuentra ubicada a unos 7 kms de Molinaseca en la Provincia de León y Castilla, Comarca del Bierzo.




Hoy en día tiene aproximadamente 60.000 habitantes y sus comienzos datan del año 1080, año en el que se construyó un puente de hierro para facilitar el paso de los peregrinos que iban hacia Santiago. Sus primeros ocupantes fueron los Templarios, tenían la misión de proteger a los que iban de peregrinación a Santiago y se instalaron en un castro romano ubicado arriba de una colina, con los años se fue ampliando hasta llegar a ser el gran Castillo de Ponferrada.
Lo primero que vi al entrar fue un cartel que decía "La Peregrina" acostumbrada a su versión masculina me alegró verla escrita así.. Luego me dirigí hacia el gran Castillo de los Templarios, había soñado con él meses antes de comenzar mi Camino y tenía mucha alegría de por fin encontrarme allí.. Al llegar veo un cartel que dice "abre a las 10:00" . Creo que no me molestó tanto el hecho de tener que esperar con el de darme cuenta la inutilidad de haber salido tannn temprano.
Crucé a una panadería llamada Liébano (que recién abría sus puertas) y me pedí un gran Capucchino con medialunas, el día anterior casi no había gastado en nada así que no me molestó darme ese pequeño gusto.



Me senté en la barra y al lado mío había un alemán que al parecer estaba esperando lo mismo que yo.. que el Castillo abriera sus puertas. Me dijo que había hecho la misma estupidez que yo y me contó que su madre lo llamó en medio de la caminata nocturna para contarle que había escuchado acerca de un secuestro en el Camino de Santiago, le pidió por favor que no caminara solo y el le insistía que estaba acompañado. Al cortar con su madre su corazón se aceleró y sintió tanto miedo que comenzó a correr lo más rápido que pudo (no pude evitar largar una gran carcajada y ahora no me sentía tan avergonzada por el miedo que había sentido)
Se dio cuenta que no lo hacía quedar muy bien su relato así que cambió de tema rápidamente relatándome otras anécdotas del Camino. (aunque de a ratos yo volvía a reírme del hecho)
Al rato Me dijo que no podía esperar tanto tiempo, que tenía que seguir viaje, así que nos despedimos y le agradecí por haberme hecho reír tanto.


                        





10:00 en punto estaba parada frente a una enorme puerta ansiosa por recorrer muros milenarios.
Lo viví de un modo muy intenso, viendo la pasión con la que defendían sus ideales. De algún modo siento al caminar por estas piedras los pasos de los templarios en mis propios pasos, se siente en el aire la fuerza de la historia, la presencia de las pasiones de los guerreros permanece en el lugar y al que no crea esto tiene que ir y experimentarlo, abriendo sus sentidos interiores claro.










jueves, 28 de julio de 2016

La Cruz de Hierro

La Cruz de Hierro o de Ferro (en gallego) es uno de los puntos más altos del Camino de Santiago, así como uno de sus más simbólicos. Nada le dirá a unos ojos deseosos de ver algo espectacular (con el paisaje y su vista debería sobrar) más bien es uno de los monumentos más sencillos que he visto en el Camino.
Como todo lo que tiene gran valor al alma, hay que ver un poco más allá... bien diría no hace poco Saint-Exupéry. ("Lo esencial es invisible a los ojos")
Porque para llegar a ese estado de percepción del alma primero los peregrinos recorren un largo y abrupto trecho, con algunos tramos de vértigo y despojados hace varios días del ruido de la ciudad.. En el cansancio físico y el silencio interior se despiertan otros sentidos que parecen apagados en el ritmo diario de la vida cotidiana.
A simple vista es sólo un montículo de piedras y un alto poste en el que se erige una Cruz de unos 5 metros de alto.
 Pero este es uno de esos momentos en los que no alcanzan las palabras para explicar lo que se siente porque me doy cuenta que el mejor consejo que podría darle a alguien es "tenés que vivirlo por vos mismo"..
Como comenté en dos posts atrás, la noche anterior a mi subida a la Cruz, los monjes benedictinos nos habían contado como los peregrinos cargaban con su propia piedra para depositarla a los pies de aquella Cruz, símbolo de lo que querían dejar atrás. Cargar nuestras propias piedras... Eso es lo que muchas veces hacemos, aún sabiendo que nos pesan y que nos van quitando nuestra libertad pero las seguimos cargando.. quizás porque nos brindan seguridad o quizás porque nos hemos acostumbrado a nuestra piedra. No tengamos miedo de caer por largar nuestras piedras, ellas no nos otorgan equilibrio sino un mayor peso..
Tengo preparada mi roca, sé que es simbólica, que la roca no importa.. sólo importa poder dejar los verdaderos pesos interiores que uno carga desde hace mucho, los que mayor peso le hacen a mi espalda. Mi mochila se hace liviana con sólo pensarlo. De todos modos dejo a los pies de la Cruz la mía, se que el ser humano es un ser de ritos y a veces los necesitamos para poder contemplar mejor el acto que queremos hacer más tangible.
Dios toma nuestras pequeñas intenciones mucho más de lo que creemos.
Me emociona ver la cantidad de seres que han depositado su roca aquí, un pedazo de cada uno de ellos estará allí por siempre, sus rocas, fotos, rosarios, ropa...
Creo que la Fe y la Esperanza de todos ellos merece un gran respeto, sea lo que sea que hayan venido a buscar.
Qué he venido a buscar yo? Acaso lo sé?
Quizás ser mejor persona, crecer internamente un poco más... O quizás sólo nutrirme de estos paisajes maravillosos.
Me despido de la Cruz.. realmente es un lugar especial, de algún modo se puede sentir en el aire la fuerza de los sentimientos que los peregrinos han depositado en ella. Me vuelvo a olvidar mis bastones, esta vez sólo 100 mts. Voy mejorando.. Creo que inconscientemente prefiero sólo apoyarme en mis propias fuerzas.
Paso por Manjarín.. un pequeño refugio de montaña habitado por Tomás Martinez, un hospitalero vestido de antiguo templario que hace ya muchos años vive allí y atiende a los peregrinos que pasan por el Camino, también se dedica a cuidar de sus 7 perros e incontables gatos, su huerta y los arreglos de su humilde casa. Tiene un riguroso horario para cada quehacer, iniciando el día con una oración.
Tras dejar su trabajo abrió un muy modesto albergue en el que no podrán encontrar demasiados lujos (a decir verdad no hay baño, como para que se den una idea) aunque si encontrarán un ambiente especial para descansar.

Quisiera quedarme más tiempo pero debo continuar mi Camino si quiero llegar a Ponferrada para pasar la noche allí. Estoy muy cansada porque la subida ha sido muy dura, pero aguanto un poco más para descansar un rato en el "Acebo", un bellísimo pueblo con tejas azules muy pintorescas en el que decido frenar mis pies para preparar unos sandwiches con algunas cosas que pude comprar en un supermercado el día anterior a la subida a la montaña, es increíble lo barato que es el jamón serrano acá.
Me siento en la primera calle que veo, me saco las zapatillas (el cansancio puede hacer que no nos importe demasiado la mirada de los demás) y me doy cuenta lo cansada que estaba recién en ese momento, pero aún me quedan unos 16 kms a Ponferrada y sólo hice 17kms (aunque en subida)
La subida continúa y yo estoy cada vez más cansada. Veo unos plantas que creí tomates cherrys pero luego descubro que no... es un gusto similar a un pimiento hervido, me agrada.
Es increíble la cantidad de comida que se puede encontrar en el Camino, me encanta la idea de intentar probarlas a todas. En mi casa me preocupo por lavar las frutas con cuidado y acá... acá aún no he lavado una fruta y me siento más saludable que nunca. Uvas arrancadas de viñedos, manzanas rojas y verdes caídas o del árbol, duraznos, membrillo, castañas, nueces a montones, higos.. no, higos no.


Llego al pueblo Molinaseca. Mi sonrisa no alcanza para contener la alegría de ver algo tan bello, parece sacado de un cuento.
Hay que cruzar el río Meruelo a través de un puente románico en el que se puede apreciar una escalera como si fuera una piscina en la que la gente se baña cuando tiene mucho calor. Me impresiona lo bonito que es, así que decido quedarme y hacer noche allí en vez de llegar a Ponferrada.. Un poco por su belleza, pero también por mi gran cansancio. Me quedo en el albergue "Santa Marina". Sus dueños son dos personajes que me hicieron reír desde el primer momento en que pregunté donde estaban las duchas y me dijeron que no había. Me contaron que una vez le hicieron esa misma broma a una japonesa y se tiró a llorar en el piso del albergue... La importancia de una ducha para un peregrino es mayor de lo que podrían imaginar.
Luego de un gran baño decido recorrer la ciudad. Me encuentro con casas llenas de escudos, de historias medievales y una pradera que cautiva los sentidos..
Me quedo un largo rato mirando a unos niños jugar, experimento alegría en cosas tan raras en el Camino de Santiago... Me siento a comer y pido unos spaguettis con vino de la Rioja (España)
regreso al albergue y sus dueños me invitaron a cenar y tenían más spaguettis para ofrecerme (no lo rechazo por cordialidad) Hablamos de política, me cuentan como ven a la Argentina y me hablan con mucho cariño de los argentinos, nos aprecian mucho ya que hay muchos de nosotros trabajando en España y se han hecho de varios amigos.
Me río de como discuten con sus esposas, siempre terminan las peleas riéndose.. me encanta el carácter de esta gente!  Mis ojos ya no pueden más y mañana me espera otro día largo así que me voy a descansar..









Albergue Santa Marina


Descansando en Cruz de Hierro

Camino a Manjarín


Gatos templarios






El Acebo


Llegando a Molinaseca... El cansancio era proporcional a la felicidad que sentía











martes, 5 de julio de 2016

El Síntoma del Caminante


Poder caminar mientras se asoma el amanecer entre las montañas de España no tiene precio... ("Las mejores cosas de la vida son gratis"..) así que decidí dejar el monasterio temprano..
Mis piernas nuevamente felices de retomar el CAMINO.
Cuando se está muchos días caminando de este modo se va descubriendo nuevos cambios físicos y psicológicos. "El Síntoma del Caminante" lo denominé mientras justamente.. caminaba.
Antes de mi, miles de personas han escrito sobre el arte de caminar, yo sólo puedo escribir sobre los síntomas que descubrí en mí caminata.
Los primeros días fueron los más duros porque mi cuerpo no estaba aún acostumbrado al compás diario de mis pies, pero a medida que pasaban los días me sentía rara cuando "descansaba"...  mis piernas me preguntaban (aún con un poco de dolor) Cuándo continuamos?
Si llegaba a grandes ciudades alejadas de la naturaleza, mi mente se sentía confundida y perdida, rogando pronto encontrar el camino al próximo Bosque..
Mi descanso lo encontraba caminando un poco más lento o tirándome a descansar un rato debajo de algunos árboles en caso de un cansancio mayor.
Las comodidades del pasado se volvieron incómodas e innecesarias. Mi único anhelo era la palabra "albergue" al final del día y con una simple ducha ya encontraba satisfacción. Y si podía lavar mi ropa.. mejor aún.
Experimentaba gozo tan sólo con el aire fresco en mi rostro, miraba los árboles desde abajo viendo como danzaban con el viento e intentando seguir sus pasos con mi propio caminar.
El tiempo se detenía... sólo estaba sumergida en un río sin pasado ni futuro... El Camino.
Mi mente sólo se preocupaba por las flechas amarillas, me apoyaba en ellas para no perderme pero es el río el que me conducía.
Literalmente pierdo la noción del tiempo, sin poder siquiera saber que día de la semana es, ni hace cuántos días que llevó caminando., ni por cuántos pueblos he pasado. Sólo hay imágenes de lugares, personas con las que he hablado, sueños que he tenido...
Mientras hago esta reflexión me doy cuenta que he olvidado mis bastones en el monasterio.. pego la vuelta para ir a recuperarlos. Mientras caminaba de regresa al monasterio, una chica me grita "wrong way!" le explico que en realidad sólo estoy regresando para buscar mis bastones a lo que exclama: "ups! me too!"
Bueno, a decir verdad, en el fondo me sentí un poco bien de saber que no era la única que hacía kilómetros de más y siempre por el mismo motivo.
Esas casualidades tiene el Camino, regresamos por nuestros puntos de apoyo y aprovechamos a caminar juntas hasta el próximo pueblo. Increíble como en tan poco tiempo uno puede llegar a conocer tanto del otro, kms de reflexiones de vida que a veces no he llegado a tenerlas con algunos amigos en años. Me cuenta que está haciendo el Camino porque acaba de terminar una relación de muchos años. Mientras se van dejando ver un poco los rayos de luz, puedo percibir mejor su rostro y me doy cuenta que la noche anterior me había quedado mirándola durante la cena, me llamaron la atención sus ojos cargados de tristeza y en ese momento esa nostalgia se apoderó de mi como si su propio espíritu hubiera saltado para pedirme ayuda...
También me cuenta que tiene una enfermedad muy grave y que espera un milagro. Cuando era más chica su hermana había fallecido de la misma enfermedad... no pude comprender el nombre de la misma ya que mi inglés médico es muy limitado. Le conté lo que había experimentado en sus ojos la noche anterior.. increíblemente en ese momento lloramos juntas.
El siguiente pueblo, Foncebadón, se acerca y el Sol también. Nuestros caminos se separan.
Nuevamente la soledad y mi espíritu que continúa su río con sus propios dolores y esperanzas... Rezo por ella.. Ojalá consiga el milagro que ha venido a buscar.





























viernes, 4 de marzo de 2016

Hacia Rabanal del Camino y un encuentro con los benedictinos..

7 de la mañana y Pedro, el cuidador del albergue nos despertó a los únicos tres peregrinos del albergue y tenía preparado un yoghurt para cada uno (un regalo para el Camino nos dijo)
Además, como era el día de los arcángeles nos encomendó al Arcángel Rafael, protector de los peregrinos.
Comí rápido el yoghurt y decidí salir de inmediato, cuando María Eugenia se despidió nose por qué una lágrima mía salió con ella, quizás porque seguramente no iba a volver a verla o tal vez su nombre me recordó a mi mamá.. o quizás ambas.
Con una gigantezca Luna partí con mis dos bastones, a pesar de que me había tomado un Actron, todavía sentía un poco el dolor de todo lo que había caminado el día anterior. Tenía la esperanza de la frase "los primeros días son los que más cuestan porque el cuerpo no está acostumbrado"
Era una de las mañanas más frías que me había tocado caminar, quizás porque mi Camino iba en ascenso.
Santa Catalina de Somoza
Luego de 5 kms entre pastizales llegué a Santa Catalina de Somoza, precioso pueblo en el que me senté unos minutos a descansar. Apareció un viejito, que era procedente de Galicia y me dijo que amaba el Camino, él lo había hecho cuatro veces y estaba muy enamorado de la cultura celta. Me contó que los celtas creían que el Camino de Santiago se dirigía hacia la Muerte, ya que en Finisterre, sitio donde los peregrinos tenían por tradición finalizar su Camino, es donde muere el Sol pero también el Peregrino que logra llegar es aquel que ha dejado que su hombre viejo muera y renazca el hombre nuevo a través de las experiencias que le ha dado el Camino. Me deseó "Buen Camino" y me dispuse a caminar hacia el siguiente pueblo "El Ganso", un pequeño pueblo muy pintorezco que aparentemente su nombre surgió de una vieja tradición de esótericos que aseguraban que El Camino de Santiago es en realidad un gran Juego de la Oca, con sus puentes, esfuerzos, cárceles, posadas, peligros y hasta la muerte, pero también con ocas benefactoras, hijas de la suerte. (ángeles que nos ayudan a volver al Camino como lo he comprobado)
Con sólo 20 casas y un sólo lugar para comer dejé atrás este extraño pueblo para adentrarme en medio de un camino árboles acompañado por un extenso alambrado en el que había miles de cruces insertadas.. pero miles... Por lo que pude ver, me di cuenta que cada Peregrino había hecho una y la había colocado dentro del alambrado. Algunas cruces hechas con ramas, otras con telas, hilos, etc..
 Cada cruz representaba un peregrino. Así que me tomé un momento, busqué algunas ramas y dejé mi cruz en el último lugar. Por primera vez decidí ponerme los auriculares y dejar que Eddie Vedder fuera mi banda sonora de ese momento.. sentía en la piel las letras y la melodía porque sentía que realmente las estaba viviendo..











Luego del Camino de las cruces llegué a "Rabanal del Camino". Este día sólo caminé 11 kms porque quería descansar de los casi 40 que había recorrido el día anterior y porque además me quedé tan encantada con este pueblo que necesitaba recorrerlo tranquila y conocerlo más a fondo.
Esta vez me quedé en la hospedería de un monasterio, era gratuito, solamente uno dejaba unas monedas como donativo. Está al cuidado de voluntarios que  se dedicaban a ayudar a los peregrinos en todo lo que sea posible. Al lado se encuentra el monasterio benedictino y en frente la pequeña y antiquísima ermita de San José, en la que pude presenciar una misa con coros gregorianos justo el día anterior de la ascensión a la Cruz de Hierro... Los monjes son muy hospitalarios, nos enseñaron oraciones para el Camino, nos hablaron sobre el símbolo de las piedras que muchos peregrinos dejan en el Camino, especialmente en la Cruz de Hierro. La hospedería tiene una pequeña cocina en la que los voluntarios dejan algo de comida para que uno pueda servirse y cocinar.. Yo fui a comprarme un poco de jamón serrano a una pequeña despensa y me hice un sandwich mirando las montañas que se aprecian a lo lejos..
Como llegué temprano al pueblo, dejé mis cosas en la hospedería y me dediqué a caminar (para variar) pero esta vez con un paso más lento, apreciando cada detalle de las casas antiguas, los árboles llenos de frutos por doquier (imposible morir de hambre) pude comer manzanas, peras, moras, uvas, nueces, frambuesas.... Además de frutas, Rabanal del Camino es un pueblo lleno de historia. La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción o Santa María, situada en la parte más alta de Rabanal del Camino, data del siglo XII y perteneció a la Orden del Temple bajo el mandato de los templarios de Ponferrada.
También este pueblo fue visitado en varias ocasiones por Carlomagno, donde se disponía a observar los diferentes frentes de batalla con los que contaba. De hecho hoy en día se encuentra dicho sitio llamado "el mirador de Carlomagno".


 Símbolos en Rabanal del Camino




Avellanas que encontré.. las que no están maduras son espantosas pero sino son muy ricas y dulces